Por
MC
“Lo difícil no es
el primer beso, sino el último para quien sigue enamorado”.
Es muy probable que muchos cubanos me estén leyendo en este momento, en cualquier lugar del
mundo, lejos de su tierra. Unos, estarán cumpliendo misiones
internacionalistas, otros, se fueron de Cuba en busca de nuevos horizontes,
algunos para nunca más volver.
Tal vez muchos hayan sentido, el día de su partida, el dolor intenso de
dejar su casa, su barrio, su familia, sus amigos y aquel amor de adolescente o
el viejo amor de mil y una noches.
Creo que, alguna vez en la vida, cualquiera de nosotros lo ha
experimentado. No hay nada más triste que dejar atrás todo lo que nos
pertenece, todo lo que amamos. En la maleta no pueden llevarse más que
recuerdos y, en el corazón, el deseo de algún día volver a casa. Nadie podrá
negarme que el miedo a perderlo todo entra en escena.
Muchos parten a cumplir con un deber que los hace dignos de ser héroes; otros,
marchan rumbo a lo desconocido en busca de un nuevo comienzo y mejores
oportunidades.
Todos se marchan por distintas razones,
pero todos, absolutamente todos, llevan para siempre el amargo sabor en sus
labios del último beso de su Patria.
Que Dios los bendiga y que sean felices. Pero sobre todo, nunca teman y
donde se encuentren no sientan pena ni vergüenza, sino orgullo de decir:
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