Por
MC
Tengo un buen amigo mío llamado Miguel.
Hace unos años tuvo una novia por correspondencia, con la cual mantuvo una
relación de varios meses por medio de cartas y alguna que otra llamada por
teléfono. También intercambiaron fotos, postales, poemas, etc. Así poco a poco
fue creciendo el amor entre ambos y, al mismo tiempo, la curiosidad y las ganas
de conocerse.
Al principio sintieron miedo de romper la
burbuja, pero el deseo de verse frente a frente se impuso y así, un día, se
miraron a los ojos por primera vez.